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La Celestina muestra los rasgos típicos de esta corriente pero, no de manera convencional. El ejemplo de Amor Cortés más concreto que podemos hallar en esta obra se da cuando Calisto y Melibea se encuentran por primera vez en el huerto. En este preciso momento la enfermedad de Calisto comienza.
Desde el inicio es el hombre o el trovador quien se enamora perdidamente de la dama que no le corresponde. Esta, como respuesta propia del rol característico de la época, lo rechaza totalmente debido a la prohibición de expresar sentimientos hacia el amado por parte de la mujer.
Este sería un ejemplo que permite situarnos en el propio inicio de la obra donde mejor se muestra tal rechazo:
Desde el inicio es el hombre o el trovador quien se enamora perdidamente de la dama que no le corresponde. Esta, como respuesta propia del rol característico de la época, lo rechaza totalmente debido a la prohibición de expresar sentimientos hacia el amado por parte de la mujer.
Este sería un ejemplo que permite situarnos en el propio inicio de la obra donde mejor se muestra tal rechazo:
CALISTO. En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
MELIBEA. ¿En qué, Calisto?
CALISTO. En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase y hacer a mí
inmérito tanta merced que verte alcanzase y en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Sin duda incomparablemente es mayor tal galardón, que el servicio, sacrificio, devoción y obras pías, que por este lugar alcanzar tengo yo a Dios ofrecido, ni otro poder mi voluntad humana puede cumplir. ¿Quién vio en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre, como ahora el mío? (...)
MELIBEA. ¿Por gran premio tienes esto, Calisto?
CALISTO. Téngolo por tanto en verdad que, si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus
santos, no lo tendría por tanta felicidad.
MELIBEA. Pues aun más igual galardón te daré yo, si perseveras.
Posteriormente a esto, gracias la intervención de Celestina el papel de Amor Cortés se tergiversa donde Melibea de haber rechazado por completo a Calisto,
acepta un encuentro entre ambos a la medianoche.
Esto sucede con la visita de la vieja alcahueta a casa de la doncella
para venderle lana. Viendo estos cambios tan radicales en el uso de esta corriente en la obra podemos llegar a deducir que el autor, Fernando de Rojas, pretendía realizar una burla o romper con los estilos literarios de la época.
acepta un encuentro entre ambos a la medianoche.
Esto sucede con la visita de la vieja alcahueta a casa de la doncella
para venderle lana. Viendo estos cambios tan radicales en el uso de esta corriente en la obra podemos llegar a deducir que el autor, Fernando de Rojas, pretendía realizar una burla o romper con los estilos literarios de la época.
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Podemos hallar otros claros ejemplos donde hace burla a géneros propios del Amor Cortés como el alba. Este expresaba la lamentación de los amantes a la hora de separarse cuando amanecía. Una situación así viven Areúsa y Pármeno tras pasar la noche juntos y percatarse que ya es el mediodía donde Pármeno, debe ir a servir de inmediato a Calisto.
Tanto Aréusa como el criado pertenecen a clases sociales bajas a los cuales no se les puede asignar como protagonistas del Amor Cortés debido a que este estaba reservado para la nobleza. Además, en esta escena perteneciente al acto octavo, es la muchacha quien le ruega a Pármeno que no se retire debido a que le ha agradado su compañía y es este quien insiste en marcharse. Esta situación en la literatura trovadoresca sería irreal puesto que la doncella es la dominante sobre el amante y un acto de despedida al amanecer presentaría un carácter más romántico. Aquí un claro ejemplo de la situación descrita anteriormente:
AREÚSA. Pues así goce de mi alma, no se me ha quitado el mal de la madre. No sé cómo
pueda ser.
PÁRMENO. ¿Pues qué quieres, mi vida?
AREÚSA. Que hablemos en mi mal.
PÁRMENO. Señora mía, si lo hablado no basta, lo que más es necesario me perdona,
porque es ya mediodía. Si voy más tarde, no seré bien recibido de mi amo. Yo vendré mañana y
cuantas veces después mandares. Que por eso hizo Dios un día tras otro, porque lo que el uno no bastase, se cumpliese en otro. Y aun porque más nos veamos, reciba de ti esta gracia, que te vayas
hoy a las doce del día a comer con nosotros a su casa de Celestina.
AREÚSA. Que me place, de buen grado. Ve con Dios, junta tras ti la puerta.
También podríamos considerar otro género del Amor Cortés los versos que componen Lucrecia y Melibea en la espera de Calisto antes de su muerte. Se podría decir que componen una cançó, composición de tema amoroso compuesto por el amante pero, en este caso, por la amada y su sirvienta. Los versos son los siguientes:
LUCRECIA. ¡O quién fuese la hortelana
de aquestas viciosas flores,
por prender cada mañana
al partir a tus amores!
Vístanse nuevas colores
los lirios y el azucena;
derramen frescos olores,
cuando entre por estrena.
MELIBEA. ¡O cuan dulce me es oírte! De gozo me deshago. No ceses, por mi amor.
LUCRECIA. Alegre es la fuente clara
a quien con gran sed la vea;
mas muy más dulce es la cara
de Calisto a Melibea.
Pues, aunque más noche sea,
con su vista gozará.
¡O cuando saltar le vea,
qué de abrazos te dará!
Saltos de gozo infinitos
da el lobo viendo ganado;
con las tetas los cabritos,
Melibea con su amado.
Nunca fue más deseado
amado de su amiga,
ni huerto más visitado,
ni noche más sin fatiga. (...)
Nos encontramos una vez más con una ruptura de una corriente trovadoresca donde los papeles protagonistas están enrevesados. Podríamos deducir que el autor, a través de Celestina sobretodo trata de romper el hilo cotidiano del género. Una vez muere Celestina, se ven pocos rasgos de esta corriente. Aunque, tras la accidental muerte de Calisto, debido al amor tan fuerte, Melibea decide suicidarse como muestra de este amor.
Podríamos deducir que la presencia del Amor Cortés en la Celestina se puede observar y también como el autor juega con este para hacer una mena crítica.
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